Tuesday, October 10, 2006

Modelos Económicos en Chile: Una trayectoria para explicar la desigualdad actual.(parte III)


Desigualdad en Chile: Los Daños Colaterales del Modelo
Según Marcel Claude “deberíamos entender que el modelo o milagro económico chileno no es el resultado de una reflexión académica, productos de años de estudio que permiten alcanzar un consenso científico. El modelo chileno no es otra cosa que un férreo sistema de creciente monopolización y concentración económica, basado fundamentalmente en dos fuentes de generación de riqueza: primero, el uso y sobreexplotación de los recursos naturales como la pesca, la salmonicultura, la minería o los bosques, lo cual es posible gracias al acceso gratuito que tienen las grandes empresas para su explotación; y segundo, la existencia de una mano de obra muy barata debido a la ausencia de mecanismos de protección del trabajo asalariado como es el derecho a huelga que aún no es recuperado plenamente por los trabajadores[i]”.
Para Claude, de otra manera no se explicarían las cifras del SII en las que consta que el 85% de los trabajadores tienen un sueldo inferior a los 350 mil pesos, que el 98% de la fuerza de trabajo recibe una remuneración inferior a los 890 mil pesos mensuales.
“Un profesional de clase media acomodada necesitaría –hoy en día y al menos- percibir un sueldo mensual cercano al millón y medio de pesos, para emular las condiciones de vida que tenía este mismo profesional hace treinta años, hoy, una remuneración igual o superior a esa la recibe solamente el 0.7% de los trabajadores. Esto quiere decir que la vieja clase media chilena ya no existe, es un mito urbano. Hoy sólo existe un sector pequeñísimo pero enormemente rico y una mayoría gigantesca de chilenos (cerca del 90%) que se las arregla mal y muy mal para vivir”[ii].
En Chile la perspectiva utilizada para la medición de la pobreza es la línea de pobreza, que según la Encuesta Casen establecería como límite para diferenciar entre pobres y no pobres a aquellas familias que tienen acceso a 2 canastas básicas en sectores urbano y el valor de 1.75 canasta básica[iii] en el sector rural.
Según Carlos Ruiz[iv] tomando los datos de la Casen 2003 existirían 2 millones 179 mil personas en condición de pobres no indigentes y 728 mil personas indigentes. En el caso de los pobres no indigentes necesitarían 43 mil 712 pesos en sectores urbanos y en el sector rural 29 mil 473 pesos para satisfacer sus necesidades de alimentación. En el caso de los indigentes en el sector urbano para satisfacer sus necesidades de alimentación necesitarían 21 mil 856 pesos y en el sector rural 16 mil 842 pesos.
Para Ruiz el problema es que la línea de pobreza se ha convertido en un parámetro que sólo sirve para realizar comparaciones estadísticas históricas, pero no representa los requerimientos mínimos de una persona para vivir, reduciendo en forma artificial a la población que se encuentra en situación de pobreza y de paso no dando cuanta de la cantidad real de pobres en Chile.
Estamos según Ruiz frente a una pobreza estadística que realiza una medición con pautas de consumo de 1986. Ya que una familia promedio de cuatro miembros necesitaría más de $174.848 pesos (el per cápita de pobre multiplicado por 4) para cubrir sus requerimientos alimenticios mínimos, de transporte y pago de servicios básicos. Ello suponiendo que esa familia reciba del Estado la educación y la salud y no tenga derecho a recrearse, llamar por teléfono, equipar sus viviendas, fumar o beber alcohol, ni tener una dieta variada.
Según Marcel Claude, en Nuevo Umbral de la Pobreza en Chile “los pobres son tan pobres en Chile que ni siquiera se les reconoce el derecho a ser reconocidos como tales, en la medida que puedan además de tener un ingreso para su dos mil calorías diarias, pagar agua, gas, electricidad, comprarse algún vestuario y salir de paseo alguna vez en el año. Lo que se considera como pobreza en Chile, según la interpretación que hace la Casen, es mucho más parecido a la extrema miseria, a la marginalidad total”[v]
En este documento, se estableció un umbral de satisfacción mínimo que incluya los requerimientos mínimos para satisfacer las necesidades de la vida moderna. Esta canasta de bienes requeriría de 125.767 pesos mensuales por persona.
“Definido así el Umbral e Satisfacción Mínimo, el nivel de pobreza llegaría al 80% de la población, es decir aquellos que no cubriría estas necesidades básicas llegaría a más de 12 millones de personas (12.169.040)(...) De esta manera el 80% de los chilenos no dispone del ingreso necesario para cubrir el nivel mínimo de necesidades que impone vivir y trabajar en Chile”[vi]
Carlos Ruiz, por otro lado, plantea además que la distribución del ingreso provoca que los pobres se sientan más pobres y esto se explica por la relación que existe entre que el 20% más rico posee 14,4 veces más ingresos que el 20% más pobre, desnudando la exclusión e inequidad existente en nuestro país. Para Ruiz la pobreza no sólo es carencia de ingresos, sino un fenómeno multidimensional pues hay superposición de desigualdades que generan un círculo vicioso y citando una encuesta del Hogar de cristo, otras dimensiones de pobreza aparte del ingreso serían el hambre y la falta de alimentos, carencia de empleo, carencia de vivienda, necesidades básicas no cubiertas, sentimientos de soledad, tristeza, desesperanza y vacío.
Según el coeficiente de Gini[vii] Chile tendría el séptimo lugar mundial y el tercero en América Latina con un coeficiente de 57, 1 según el informe Mundial sobre Desarrollo humano 2004 del PNUD. Como dato, expuesto por Ruiz en su articulo, “en los años 70 la modesta economía chilena pudo exhibir en el contexto regional la segunda mejor distribución del ingreso: la chilena era una de las sociedades con mayor igualdad social. Hoy, tras poco más de treinta años, Chile es el tercer país en América Latina con la peor desigualdad social”[viii]
Esta desigualdad se graficaría actualmente en que el 20% de la población más pobre participa con un 3.3% del PIB, mientras que el 20% más rico posee una participación de un 62, 2%. Ruiz en este mismo artículo indica que cada veintil equivale a 750 mil persona y que el 10% más rico poseía una participación de un 47% del PIB. También señala que el 5% más rico recibe ingresos 209 más altos que el 5% de la población más pobre.
En el año 2003 Copec (grupo Angelini) tuvo utilidades por 519 millones de dólares; Quiñenco (grupo Luksic), 300 millones de dólares y la escondida (norteamericana) $529 millones de dólares. Como contraste Ruiz señala que el 60% de los chilenos cuenta con menos de 100 mil pesos para satisfacer sus necesidades básicas y llevar una vida digna.
El mismo autor indica que existen 27 empresas que controlan el 50% del valor total de las exportaciones y 10 explican el 35,5%. Mientras que 16 grupos económicos explicarían el 80% del PIB, 4 bancos controlan el mercado financiero y para terminar con esta retahíla de datos 4 AFP manejan $4500 millones de dólares.
Según Ruiz, Chile es un país que ha crecido en promedio a un 5,5% anual durante los últimos años, pero crece con salarios bajos. El desempleo se mantiene y está caracterizado por la alta rotación, inestabilidad y una corta duración. El balance que arroja el seguro de cesantía en el año 2003, indicaría que se crearon 750 mil empleos, pero que los contratos terminados serían 670 mil, por lo tanto la creación neta de empleos sería de sólo 80 mil empleos”
Según Hugo Fazio[ix], si se examina desde la perspectiva de los trabajadores su participación en la distribución se encuentra vinculada a tres variables fundamentales: Ocupación, Salarios y Políticas Tributarias.
En lo referido a políticas tributarias, este autor plantea que el IVA es el impuesto más regresivo, dado que porcentualmente pagan más las personas de menores ingresos al destinar prácticamente la totalidad de su renta a consumo y por tanto es un factor que incide directamente en el deterioro de la distribución. Cuando este autor explicaba esta situación a inicios del 2000, no se firmaba el Tratado de libre Comercio con Estados Unidos y que significó -tras la firma de este tratado el 2004- que el IVA subiera desde un 18% a un 19%, ya que el fisco iba a dejar de percibir ingresos vía aranceles.
Fazio plantea, en el ámbito de ocupación y salarios “que el funcionamiento del mercado laboral, en las condiciones del modelo económico neoliberal, se transforma en otro factor desequilibrante en el plano distributivo (...) La flexibilidad laboral, en el lenguaje impuesto por el neoliberalismo, es eliminar en el mercado del trabajo los mecanismos regulatorios y dejar todo a merced, en los hechos de las decisiones empresariales”[x]
Para este autor, el coordinador de la carta del grupo de economista opuestos a la reforma laboral, Fernando Coloma habría sido más explicito.
“Según sus palabras el propósito de que los trabajadores negocien colectivamente desde ya es bastante discutible. Una huelga sin reemplazo, otorga mucha más presión negociadora a los trabajadores’. Y aquí está sin duda el tema de fondo. El mercado laboral es una ficción a menos que exista capacidad negociadora de los trabajadores. El aumento de la competitividad, en este lenguaje, descansa en la reproducción de las arbitrariedades de un mercado que no funciona como tal”[xi].
Siguiendo la línea de análisis respecto a la distribución funcional del ingreso planteada por Fazio en el 2000, un dato no menor que plantea CENDA (Centro de Estudios Nacionales de Desarrollo Alternativo) en su informe de Indicadores Económicos Sociales, es la evolución de las remuneraciones y la productividad desde la década del 90 hasta el año 2005.“Si las remuneraciones crecen por debajo de la productividad ello significa que aumentan por encima de estas variables los denominados excedentes de explotación, es decir, las ganancias del capital e ingreso de los rentistas. De ser así, como acontece en Chile, ello conduce a un deterioro en la distribución funcional del ingreso, es decir, la distribución del ingreso entre capital y trabajo. La distribución funcional del ingreso, por otra parte, determina en lo fundamental la distribución del ingreso en general de la sociedad. Luego, mientras mayor sea la distancia entre el crecimiento de los salarios y la productividad, mayor es el deterioro de la distribución del ingreso”[xii].
Notas Bibliográficas
[i] Claude, Marcel. Modelo Económico y desigualdad social en Chile. En http://www.rebelion.org/ sección Chile. 5/12/2005
[ii] Claude, Marcel. Modelo Económico y desigualdad social en Chile. En http://www.rebelion.org/ sección Chile. 5/12/2005
[iii] Claude, Marcel. La CEPAL establece una canasta básica de alimentos como la representación de un consumo de energía endosomático equivalente a 2.176 Kcal. Determinación del nuevo umbral de la pobreza para Chile ( una aproximación desde la sustentabilidad). Fundación Terram. Junio de 2002.
[iv] Ruiz Encina, Carlos. ¿Crecimiento con Igualdad para el Bicentenario? Sección Sociedad, Análisis del Año 2004. Departamento de Sociología de la Universidad de Chile. Los textos de Ruiz fueron utilizado en el trabajo Chile 2005: Distribuyendo con Igualdad la Pobreza del autor del presente articulo, que fue presentado en el seminario “Pobreza y estrategias de intervención” y del cual se extrajeroneron las citas y la información que se expone en el presente ensayo.
[v] Claude, Marcel. Nuevo Umbral de la pobreza en Chile. Fundación Terram. Junio de 2002. Pág.13
[vi] Claude, Marcel. Nuevo Umbral de la pobreza en Chile. Fundación Terram. Junio de 2002. Pág.13
[vii] Este coeficiente se utiliza para medir los niveles de desigualdad en un país. Toma el valor 0 si existe una perfecta igualdad y el valor 100 si existe una perfecta desigualdad entre los ingresos de las personas.
[viii] Ruiz Encina, Carlos. ¿Crecimiento con Igualdad para el Bicentenario? Sección Sociedad, Análisis del Año 2004. Departamento de Sociología de la Universidad de Chile. pág 44.
[ix] Fazio, Hugo. La Transnacionalización de la economía chilena, Mapa de la extrema riqueza al año 2000. Ediciones Lom, Colección Sin Norte. Marzo de 2000. Págs 47 y siguientes.
[x] Fazio, Hugo. La Transnacionalización de la economía chilena, Mapa de la extrema riqueza al año 2000. Ediciones Lom, Colección Sin Norte. Marzo de 2000. Págs 50 y siguientes.
[xi] Fazio, Hugo. La Transnacionalización de la economía chilena, Mapa de la extrema riqueza al año 2000. Ediciones Lom, Colección Sin Norte. Marzo de 2000. Págs 50 y siguientes
[xii] Cenda, Centro de Estudios Alternativos para el Desarrollo Alternativo. Chile: Indicadores económicos Sociales Cenda (I.E.S.C) Julio de 2005. Pág.4

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